El último (¡y eterno!) verano de la IA
Luis Pablos, Technical Director, Genetsis Digital
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La Inteligencia Artificial (muy conocida por sus siglas en inglés AI – Artificial Intelligence) es una disciplina que comenzó allá por los años 40-50 en un plano teórico. Gracias a la influencia del matemático Alan Turing, uno de los padres indiscutibles de la computación y de la informática moderna, obtuvo el impulso necesario para despertar su interés a nivel global.
En los años siguientes, se han sucedido numerosos “veranos e inviernos de la IA”, con épocas donde tan pronto se apostaba fuerte por ella como se abandonaban los proyectos por falta de resultados. Actualmente, nos encontramos en pleno verano de la IA y, en este caso, todo apunta a que será un verano permanente, como ocurrió con el ferrocarril o la electricidad. Ha venido para quedarse.
¿Por qué se está produciendo ahora un despunte de la IA? Estos son los elementos clave
- En los últimos años, las capacidades de capturar y almacenar datos de diferentes fuentes se han disparado, propiciando la era del Big Data: procesos industriales, redes sociales, actividades en internet, sensórica (tecnología usada para mejorar la monitorización utilizando diferentes tipos de sensores que emiten tanto señales analógicas como digitales), IoT (Internet de las Cosas – Internet Of Things), etc. Estas fuentes permiten obtener ingentes cantidades de datos que, posteriormente, alimentan a los sistemas de IA.
- La capacidad de almacenamiento y, sobre todo, su coste. En 1990, un Gb de almacenamiento costaba unos 800 euros. Actualmente, es posible encontrar servicios que lo ofrecen por menos de 25 céntimos de euro al mes.
- Capacidad de cómputo, algo que ha crecido de forma exponencial manteniéndose los costes (como vaticinaba, con reservas, la ley de Moore) y que permite procesar grandes cantidades de datos en tiempo real.
- Mejoras en los algoritmos, particularmente los de Deep Learning. Estos permiten, de forma retroalimentada, acelerar su propio aprendizaje de forma autónoma.
- Evolución de las técnicas de procesamiento del lenguaje natural (NLP o Natural Languaje Processing, por sus siglas en inglés) hasta el punto de que se han creado IA cuyo interfaz de entrada es mediante el lenguaje humano, donde una persona puede comunicarse con la máquina sin mayor dificultad.
- Y, sobre todo, la democratización del uso de la IA. Cualquier persona sin conocimientos previos en la materia puede utilizarla y sacar partido de ella.
Este verano ha llegado en el momento justo de madurez, y de forma accesible para todo el mundo, por hacer una analogía con la irrupción de la informática: hemos pasado del costoso y complejo mainframe, solo accesible para grandes compañías, al PC que cualquier particular puede tener en su casa. A diferencia del metaverso o el blockchain, otras tecnologías disruptivas y con mucho discurso y recorrido pero que, quizás, fueron lanzadas demasiado pronto para ser bien asimiladas y recibidas por la sociedad.
La IA va a suponer un salto comparable al que ha experimentado la humanidad con la llegada de otras tecnologías transformadoras que cambiaron la sociedad y la economía como la imprenta, el ferrocarril, la electricidad, la informática personal o la apertura de internet por el CERN.
Nuevas disciplinas relacionadas con la IA que están aflorando con este buen clima tecnológico
De la misma manera que ocurrió en su momento con otras tecnologías, han empezado a despuntar disciplinas relacionadas con la IA que parecen estar arraigando con fuerza:
- Creación de aplicaciones y plugins que aportan valor añadido a los motores existentes de IA
- Creación de IA especializadas en un ámbito concreto: abogacía online, generación de código, redacción de textos, materialización de imágenes e, incluso, asesoría en un gabinete de un gobierno nacional.
- Implementación de la IA en todas las dinámicas de cualquier sector económico a fin de optimizar procesos, reducir costes, aumentar la productividad y prevenir fallos.
- Utilización de la IA como generador de datos que, a su vez, sirven como datos de entrenamiento para mejorar los propios procesos de la IA. Es decir, la Inteligencia Artificial se retroalimenta y, al menos en teoría, es capaz de evolucionar sin intervención humana. Algunos científicos ya hacen predicciones sobre cuándo se producirá la singularidad tecnológica.
- Generación de nuevas profesiones al mismo tiempo que otras se transformarán o incluso desaparecerán, igual que hicieron los aguadores cuando se establecieron las redes de saneamientos urbanos.
- Planteamiento de cuestiones éticas, sociales y medioambientales relacionadas con el uso de la IA. Surge la necesidad de regular su utilización de forma responsable y con transparencia (los grandes inventos, en las manos equivocadas, se convierten en armas).
El futuro de la inteligencia artificial y su asimilación e integración plena en nuestras vidas personales y profesionales
En unos años, la IA estará tan integrada en nuestras vidas y nuestros trabajos que no hablaremos de ella, como ahora tampoco hablamos de la electricidad o de internet. Serán características que incorporarán algunos productos y servicios y las veremos con normalidad, como ocurrió con las aplicaciones para móvil: aunque fueron hype en su momento, ahora no se cuestiona que algo se pueda hacer desde un dispositivo que cabe en el bolsillo.
Por aquí, en Genetsis, ya estamos aplicándola en nuestros proyectos… ¡En próximas entregas, profundizaremos más! Hasta entonces, puedes consultar estos casos de éxito, donde encontrarás pistas sobre ello 😉.
Luis Pablos
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